La freidora es uno de los pequeños electrodomésticos que tenemos en casa que nos soluciona una comida o una cena en un momento, además de darnos ese toque ‘crujiente’ de manera uniforme en todo el alimento: patatas fritas, croquetas, fingers, san jacobos, empanadillas… Pero, para que todo funcione bien y evitarnos sorpresas, sobre todo, de sabor, hay que seguir unos pequeños consejos de limpieza y de tipo de aceite empleado. También es importante que sepamos que no debemos abusar de las frituras, según recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tan importante como usar un buen aceite, que aguante bien las altas temperaturas, es la de filtrar el aceite de las freidoras después de utilizarlas y eliminar restos del cocinado. Si el aceite que usamos es de calidad, no se quema, se va filtrando y si la freidora se mantiene tapada (para evitar la luz y el oxígeno), puede durar varias frituras sin necesidad de cambiar el aceite.
De todas formas, para saber si el aceite ya no sirve y tenemos que cambiarlo, podemos fijarnos en si los alimentos tardan más en freírse que lo habitual, ese es uno de los síntomas para cambiar el aceite. También por el olor y por el color que toman los alimentos, más oscuros de lo habitual. Otra señal es por la generación de humo, cada vez mayor, y de espuma sobre la superficie del aceite. Si usamos la freidora con frecuencia, lo ideal es cambiar el aceite cada dos o tres usos.
Cómo limpiar la cesta de la freidora: paso a paso
La canastilla de la freidora la podemos meter directamente en el lavavajillas sin miedo a que se estropee. Ocurre lo mismo con las placas metálicas de los extractores de humos de la cocina. Pero también podemos sumergirla en agua caliente y limpiarla con un estropajo y jabón de lavar los platos.
Pero, ¿Qué hacemos con el resto de la freidora?, ¿Cómo la podemos limpiar? A continuación, te mostramos cómo hacerlo, paso a paso:
- Lo primero de todo para limpiar la freidora es que esté desconectada y con el aceite frío.
- Debemos vaciar el aceite de la freidora y dejarlo en un tarro de cristal para su posterior reciclaje.
- Si quedan migas o restos de comida en el fondo, podemos usar papel de cocina para retirarlos.
- A continuación, si se trata de una freidora de cubeta fija y resistencias que no son extraíbles, con la cara suave de una esponja y un poco de jabón para platos, frotamos las paredes de la cubeta. Aclaramos la esponja con agua y retiramos cualquier resto de jabón.
- Después, la llenamos con agua llegando al menos al mínimo y añadimos un vaso de vinagre. La conectamos para hacer que el agua hierva en su interior durante, al menos, 10 minutos.
- Después, vaciamos el agua y dejamos que la freidora se seque. Y así ya la tenemos lista para el siguiente uso.
Una parte de la freidora que también se ensucia con frecuencia es el exterior, donde se suele acumular suciedad y grasa, por eso es importante limpiarla bien por fuera. Con un trapo húmedo, bien escurrido para evitar que entre agua donde no debe, podemos limpiarla y luego secarla con un trapo seco. También la tapa de la freidora, que suele ser extraíble, la podemos limpiar con agua tibia y jabón de platos. Lo único que deberemos tener muy en cuenta es secarla bien antes de colocarla para que no vaya a entrar agua en el interior de la freidora.