Las joyas de oro también se oscurecen, como ocurre con las de plata. Esto pasa cuando el oro es de pocos quilates o no es tan puro. Cuantos menos quilates tenga una joya de oro, más susceptible será ante la oxidación.
El cloro de las piscinas o el sudor son algunos de los causantes de que nuestras joyas se oscurezcan. En el caso del sudor es porque contiene cloruro de sodio que es lo que hace que cambien su color. A continuación, te damos algunos consejos para que puedas limpiar tus joyas de oro para que brillen como el primer día.
Cómo limpiar el oro en casa paso a paso
Hay varias formas de limpiar el oro de forma casera:
- Con agua y jabón. Utiliza un recipiente con agua templada y jabón, que puede ser el que utilices de lavavajillas. Sumerge las joyas durante 15 minutos. Manteniendo las joyas sumergidas, frota con un cepillo de dientes de cerdas suaves o un cepillo para las cejas con movimientos circulares. Enjuágalas con agua calienta y sécalas con un paño. Para sacarles brillo, utiliza un paño seco con movimientos circulares.
- Con bicarbonato. Forra un recipiente de papel de plata y pon las joyas de oro en contacto con él. Luego pon bicarbonato de sodio hasta cubrirlas por completo y añade agua hirviendo. Déjalas durante 5 minutos y limpia con un cepillo de dientes de cerdas suaves o cepillo de cejas. Enjuaga con agua fría y seca con un paño.
- Con vinagre blanco y bicarbonato. Mezcla dos cucharadas de agua por cada tres de bicarbonato y remueve hasta que quede una pasta. Luego extiende la pasta hasta cubrir toda la joya. Ponla en un recipiente de plástico y cúbrela con vinagre blanco y deja actuar durante cinco minutos. Enjuaga la joya con agua templada y seca con un paño.
- Con pasta de dientes. Pon un poco de pasta de dientes en un cepillo de cerdas suaves y frota la joya de oro con movimientos circulares. Enjuaga con agua tibia y sécala con un paño. Puedes repetir esta acción cuantas veces quieras.
A pesar de estas formas generales de limpiar el oro en casa, según el tipo de oro del que sean las joyas, puede que sea necesario llevarlas a un joyero para que las pulan. Es el caso del oro blanco, que es una aleación de oro puro con otros metales blancos como la plata, el paladio, el níquel o el platino. Se suele recubrir con una capa de rodio de alto brillo para obtener un acabado espejo y es esa capa de rodio la que debe restituirse para que recupere el brillo.
En el caso del oro rosa, elaborado a partir de una aleación de oro fino de 24 quilates, plata y cobre, puedes usar un paño con amoniaco disuelto en agua para limpiarlo. Si ves que no funciona, puede que tengan que pulirlo en la joyería.
Respecto al oro amarillo, que suele ser de 18 quilates, es el más resistente y apenas se ennegrece.