1. Con limón y vinagre
- Haz un prelavado con agua fría, limón y vinagre. Mete las toallas en un barreño con agua, un chorrito de vinagre y otro de limón.
- Déjalas media hora y remueve de vez en cuando.
- Enjuaga las toallas con agua fría.
- Aclara y mete en la lavadora como siempre.
2. Con jabón y vinagre blanco
- Pon en el cajetín de la lavadora un poco de jabón y vinagre blanco.
- Lava las toallas como de costumbre.
3. Con amoníaco y vinagre blanco
- Añade medio vaso de amoníaco a la lavadora.
- Incorpora medio vaso de vinagre blanco en el aclarado.
Y para que todo lo anterior funcione...
- No sobrecargues la lavadora. Lava las toallas sin mezclar con otras prendas, sobre todo las que tienen cremalleras o botones, ya que pueden estropearlas.
- No abuses del detergente ni del jabón, usa solo el necesario.
- No laves las toallas con lejía.
- Lava las toallas con programas en frío.
- Sécalas en la secadora a baja temperatura y sácalas cuando no estén secas del todo. Y si no tienes secadora, tiéndelas al aire, nunca directamente al sol. Y, sobre todo, sacúdelas previamente para retirar la humedad, para posteriormente tenderlas sin pinzas para no dejar marca.
- Te recomendamos no usar suavizantes en los primeros lavados de las toallas ya que contienen siliconas y lubricantes. Aunque al principio dejen las toallas más suaves, a la larga producen el efecto contrario.
- No les pases la plancha cuando estén secas. El calor de la plancha sobre las fibras hace que las toallas no se mantengan suaves.
Con estos consejos, conseguir unas toallas suaves nunca había sido tan fácil. Prueba estos sencillos trucos y ¡experimenta la auténtica suavidad!